Ya se habían mencionado en otras ocasiones las diversas maneras de clasificar los vinos, ya sea por su color, el tiempo de añejamiento, el contenido de azúcar que poseen y el lugar de origen, entre otras. La que trataremos el día de hoy está estrechamente relacionada con el proceso de producción y las pequeñas variantes existentes en éste, dicho procedimiento como recordarás también fue explicado paso a paso en su momento. La primera catalogación que podemos describir es la “Natural” donde como bien lo dice su nombre la fermentación se lleva a cabo de manera normal sin que se le agreguen sustancias adicionales para acelerarla, no obstante, llega un punto donde se debe detener de manera química el proceso, dentro de este rubro encontramos a los vinos tintos y a los blancos.
Posteriormente, se habla de la clasificación “Fortificada” en la cual el tiempo de añejamiento es mucho más largo que en la anterior y además se añaden ciertos compuestos alcohólicos a los vinos para incrementar su concentración en este sentido, el “Oporto” sirve para ejemplificar a la perfección este caso.
Para finalizar déjame contarte sobre la categoría “Espumante” que como podrás imaginarte incluye al inconfundible “Champagne” y se desarrolla a partir de una segunda fermentación además de la natural, en algunas ocasiones esta fase secundaria se da gracias a procesos adicionales como la carbonización, no obstante existen variantes de uvas de alta calidad por cierto, que no requieren de medidas externas para llevar a cabo ésta reacción química.