Existen ciertas cosas respecto al consumo del vino que aunque parecieran ser muy obvias en ocasiones pasamos por alto por distintas y en ocasiones absurdas razones, en primer lugar jamás deberás beber directamente de la botella, pues a pesar de en apariencia esto es algo que muy extrañamente puede llegar a suceder, hay ocasiones en que por curiosidad podemos llegar a pensar que es una buena idea, sin embargo lo único que ocurrirá es que contaminarás todo el contenido y además no permitirás que el vino respire adecuadamente.
Lo mismo ocurre al servir la bebida en la copa pues en este sentido se debe evitar que se llene a más de la mitad de su capacidad pues esto dará pie a que el vino se caliente y por lo tanto se potencialice de manera desagradable el sabor a alcohol. Al mismo tiempo, deberás guardar la botella en un lugar fresco donde no existan cambios bruscos de temperatura, evitar así mismo almacenarlos en el congelador, en alacenas dentro de la cocina o en su defecto dejarlas en espacios exteriores donde indudablemente se encontraría expuesto a condiciones climáticas cambiantes que podrían alterar la composición del vino.
Finalmente, existe un error garrafal que no debes cometer bajo ninguna circunstancia, y este es permitir que el corcho se rompa y posteriormente sea empujado hacia adentro pues esto podría modificar negativamente el sabor de la bebida, por el contrario se deberá siempre buscar la manera de sacarlo sin permitir que ninguna parte rota de éste entre en contacto con el vino.