El Valle de Guadalupe, ubicado en el corazón de Baja California, ha sido reconocido por mucho tiempo como una región vinícola de renombre mundial. Sus exquisitos vinos y hermosos paisajes atraen a miles de turistas y amantes del vino cada año. Sin embargo, este aumento en el turismo y la industria vinícola ha generado ciertas preocupaciones sobre el impacto ambiental en la zona.
En medio de este escenario, surge Casa Emiliana, una bodega que se ha destacado por su apuesta por el equilibrio del ecosistema ecoturístico en el Valle de Guadalupe. Fundada por un grupo de visionarios con una profunda conciencia ambiental, la filosofía de Casa Emiliana gira en torno a la sostenibilidad y la armonía con la naturaleza.
Una de las características distintivas de Casa Emiliana es su compromiso con la agricultura ecológica y la viticultura sustentable. Utilizan métodos de cultivo respetuosos con el medio ambiente, evitando el uso de pesticidas y herbicidas que puedan dañar el suelo y el ecosistema circundante. Además, promueven prácticas de conservación del agua y la energía para reducir su huella ambiental.
La bodega también se ha enfocado en la preservación de la biodiversidad local. Han establecido áreas de conservación en sus terrenos para proteger la flora y fauna autóctona, y fomentan la reintroducción de especies nativas en su entorno. Asimismo, colaboran con organizaciones ambientales y científicas para investigar y conservar la rica biodiversidad del Valle de Guadalupe.
Otro aspecto fundamental en la apuesta de Casa Emiliana por el equilibrio del ecosistema es su enfoque en el ecoturismo. Además de ofrecer catas de vino y experiencias enológicas, la bodega organiza recorridos por sus viñedos y reservas naturales, brindando a los visitantes la oportunidad de aprender sobre la importancia de la conservación y la sostenibilidad en el Valle.
Para Laura Anguiano, quien junto a su esposo Miguel Ávila cultiva la vid desde 2011 en Casa Emiliana, su proyecto inició como plan de retiro y se convirtió en una aventura familiar para desarrollar su propia marca de vino, como su Moscatel – Grenache Blanc – Zinfandel, Tinto Nebbiolo, Tinto Cabernet Sauvignon o su Blanco Chardonnay.
Además, ofrecen dentro de su viñedo la oportunidad de dormir y desayunar, disfrutando de una estancial tranquila y sin igual. Además de hacer recorridos y degustaciones con su enólogo disfrutando de los bellos paisajes del Valle de Guadalupe.
En conclusión, Casa Emiliana se destaca como un modelo ejemplar de cómo la industria ecoturística puede coexistir en armonía con la naturaleza y contribuir al desarrollo sostenible de la región. Su apuesta por el equilibrio del ecosistema en el Valle de Guadalupe es un llamado de atención para todas las bodegas y empresas turísticas, mostrando que es posible disfrutar de los placeres del vino y el turismo sin comprometer el futuro del planeta.