La experiencia con los vinos está compuesta por muchas etapas distintas. Desde la selección de la uva y su cosecha, producción y la edad (con todo y las especificidades que estos factores conllevan con el producto final), hasta la distribución dependiendo de las zonas, el maridaje, y el contacto con los sentidos del comensal, el vino engloba una gran gama de tradiciones e historia. Esta experiencia culmina en nuestras papilas gustativas, pero no termina en el momento en que probamos el vino, sino un poco después. Aquí te contamos qué es el retrogusto en los vinos y por qué es tan importante en la experiencia del vinícola.
¿Qué es el retrogusto?
Es una unión de los aromas, las sensaciones y demás impresiones que deja el vino en las papilas gustativas, las fosas nasales y la garganta. El término se refiere a lo que permanece después de que el comensal ha tomado el vino.
¿Todos los vinos tienen retrogusto?
Sí, todos los vinos presentan esta característica, pero no todos lo hacen en la misma intensidad ni la misma duración. La experiencia es modificada de acuerdo con esto ya que de esto depende qué tanto se prolonga la experiencia.
¿Cómo calificar el retrogusto?
El retrogusto se califica de acuerdo con su duración (medio, largo), la sensación que causa (agradable o no agradable) y qué tanto se fija en las papilas gustativas (si es persistente o no lo es). Es una de las maneras en que el catador puede seguir juzgando el vino en cuestión.
