Ya sabemos que para crear un buen vino, se requiere un cuidado especial al momento de prepararlo, unas instalaciones adecuadamente preparadas y limpias, y una transportación sin errores o accidentes; sin embargo, hay ocasiones en las que algún paso del proceso sale mal y llega a nuestra mesa un vino defectuoso.
Hoy te compartiremos 5 características que debes conocer para detectar los malos vinos:
Oxidación
Se produce por contacto excesivo del vino con el aire, y provoca una alteración perjudicial del sabor, un aspecto poco brillante, en algunos casos colores tirando a marrón, y un aroma plano y débil.
Reducción
Es la reacción opuesta a la oxidación por falta de oxígeno, suele ser beneficiosa para el vino, pero también puede generar olores desagradables parecidos a los de un fármacos, quemado, o huevo podrido. A estos olores se les conoce como tufos de reducción.
Sulfuroso
Debido al uso de azufre en la elaboración, el vino puede conservar sabores de anhídrido sulfuroso: olor acre, similar al de una cerilla al encenderse, o del ácido sulfhídrico, olor a huevo podrido, caucho o ajo.
Defectos del corcho
El corcho no debe oler, cuando lo hace significa que el vino está en mal estado y el corcho tiene moho, y ocurre cuando en las fisuras se alojan hongos o bacterias.
Vino picado o avinagrado
Cuando el vino huele a vinagre es por el exceso de ácido acético, esto se debe a que la bodega donde fue resguardado era muy seca, o bien, por un mal proceso de maduración.